¿Cómo elegir una cámara frigorífica mortuoria para mi funeraria?

¿Cómo elegir una cámara frigorífica mortuoria para mi funeraria?

Mantener una temperatura estable es fundamental para frenar la descomposición. Los enfriadores mortuorios estándar operan entre 2 °C y 4 °C, rango óptimo para la conservación a corto plazo, mientras que los congeladores diseñados para almacenamiento prolongado permiten descender a −10 °C o −20 °C (e incluso hasta −50 °C). Si un cuerpo permanece más de treinta días en refrigeración, las mejores prácticas indican trasladarlo a congelación. Un termostato digital con controles precisos y alarmas asegura la estabilidad del ambiente.

La humedad controlada evita la desecación de los tejidos y la aparición de moho. El sistema debe mantener una humedad relativa equilibrada, integrada en muchos casos al propio circuito de refrigeración.

Un aislamiento térmico de alta calidad se logra con paneles tipo sándwich de espuma de poliuretano de 60-80 mm, lo que eleva el valor R y reduce el consumo energético. Paredes y puertas selladas a vapor impiden fugas de calor y condensación.

La capacidad y el diseño interior varían desde unidades compactas para una o varias plazas hasta cámaras modulares tipo walk-in que admiten decenas de cuerpos con estanterías ajustables. En funerarias pequeñas se emplean cajas portátiles con ruedas y conexión a toma doméstica; en instalaciones grandes, pasillos amplios facilitan la circulación del personal y el uso de estantes deslizables, incluso para casos bariátricos.

Para la manipulación segura se integran montacuerpos o camillas elevables, puertas anchas y rieles de rodamiento suave, minimizando el riesgo ergonómico.

Las superficies internas deben ser de acero inoxidable o materiales no porosos y antimicrobianos, con construcción sin juntas y desagües en piso que permitan limpieza y desinfección completas.

Una iluminación LED apta para bajas temperaturas posibilita la identificación o inspección sin retirar el cuerpo de la cámara.

Los sistemas de monitoreo y alarma registran temperatura y, en modelos avanzados, humedad. Cualquier desviación genera alertas locales y remotas para proteger la integridad del cadáver.

El acceso restringido mediante cerraduras mecánicas o controles electrónicos, reforzado por CCTV, protege la confidencialidad y la cadena de custodia.

La redundancia con compresores dobles y conexiones a generador garantiza funcionamiento continuo durante fallos de equipo o cortes de electricidad; algunos diseños incorporan masa térmica extra para liberar frío de respaldo.

La eficiencia energética se apoya en buen aislamiento, compresores de alto rendimiento y refrigerantes ecológicos. Un dimensionamiento adecuado evita sobrecarga en climas cálidos y puede integrar modos de ahorro y mantenimiento fácil.

La escalabilidad se logra con paneles modulares que permiten ampliar la cámara o reconfigurarla conforme crece la demanda; fabricantes ofrecen estanterías adicionales, puertas pasantes y medidas personalizadas.


Requisitos normativos y consideraciones en México

La Ley General de Salud establece que un cuerpo debe disponerse (inhumación, cremación u otro destino) dentro de las 48 horas posteriores al fallecimiento, salvo prórroga autorizada. Si se supera ese plazo, la funeraria debe demostrar que el cadáver fue conservado mediante refrigeración o embalsamamiento.

El reglamento sanitario reconoce la refrigeración como método válido, definiéndola como resguardo en cámaras cerradas a menos de 0 °C. Por ello conviene disponer de equipos capaces de alcanzar temperaturas bajo cero para cumplir estrictamente la norma cuando el almacenamiento se prolonga.

Cuando el cuerpo permanece en frío más de 48 horas, las autoridades pueden exigir una constancia de refrigeración con registro de temperatura y tiempo. Al retirar el cuerpo de la cámara, la disposición final debe realizarse de inmediato.

Aunque la ley federal no detalla especificaciones constructivas, lineamientos estatales y municipales exigen que los establecimientos funerarios mantengan áreas limpias, desinfectables, con iluminación adecuada y acceso controlado. Las cámaras refrigeradas son obligatorias en centros que manejen cuerpos por periodos significativos y su operación puede ser objeto de inspección sanitaria.

En conclusión, al adquirir una cámara frigorífica mortuoria para uso en México hay que combinar estándares técnicos robustos (rango térmico, capacidad, materiales, seguridad) con el cumplimiento de las obligaciones legales locales (temperaturas bajo cero para refrigeración formal, registro documental y respeto a la regla de 48 horas), garantizando así una preservación digna y segura de los restos humanos.


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